viernes, 18 de mayo de 2018

Walk with me: el budismo zen, despacito


Llegamos al viernes, la semana por fin ha terminado y por delante tenemos tres días de descanso y desconexión que intentaré disfrutar al máximo (al menos en cuanto a desconexión y descanso se refiere). Ayer dediqué una hora y media a ver un documental llamado “Walk with me”, el cual sigue la actividad de una comunidad de monjes budistas zen, en su búsqueda de conseguir la conciencia completa (mindfulness) a través de las enseñanzas del maestro Thich Nhát Hanh.

El documental nos regala las reflexiones de este maestro a través de la voz del magistral Benedict Cumberbatch (Sherlock Holmes, Doctor Strange, Imitation game…). En realidad, los momentos de narración son lo que más merece la pena del documental, el resto se hace extremadamente tedioso debido a que ocurre en silencio la mayor parte del tiempo. Reduciendo esos momentos a lo ilustrativo se podría haber reducido la duración del documental a 20-30 minutos. Hubiese estado bien.

La reflexión me vino tanto mientras lo estaba viendo, animado por los eternos silencios, y continuó una vez terminó. Hubieron varios puntos del discurso que no pude evitar relacionar con algunas cosas que decían en el documental de los minimalistas. Vivimos deprisa, centrados en cosas que queremos, en tener, en alcanzar, en poseer. Tenemos tanta ansia y tantas esperanzas puestas en que conseguir aquello que deseamos nos va a dar la felicidad que no nos damos cuenta de que cuando tenemos la suerte de conseguirlo no tardamos ni un día en estar deseando otra cosa. Me ha pasado muchas veces y no dudo de que volverá a pasarme. Vivir pensando en conseguir algo, no pararnos a disfrutar de las cosas que ya tenemos, hacer las cosas de manera automática. Eso es lo que busca eliminar el budismo zen. Ser plenamente consciente del aquí y el ahora, apagar el piloto automático y vivir cada gesto que se hace… Son prácticas muy buenas, nos pueden aportar mucha calma y mucho autoconocimiento, pero su práctica a ese nivel no me acaba de gustar. Que no lo veo mal, lo respeto totalmente, pero la vida que llevaban a mí no me haría feliz. Pero muchas de las ideas que tienen y de las enseñanzas que promueven nos pueden ser muy útiles en nuestra vida diaria. Así que miraré de quedarme con aquello que creo que me puede hacer mejor y seguiré investigando (y practicando) algunas cuestiones.

No puedo recomendar el documental, lo siento, para poder recibir esos minutos de sabiduría no voy a promover que perdáis una hora y media de vuestra vida. Seguro que en YTB hay conferencias o entrevistas a monjes que nos puedes transmitir algo bien parecido.

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